martes, 27 de julio de 2010

El reloj de la esquina




El tiempo reposa en el instinto de nosotros, sin embargo nuestra conciencia no alcanza a sostener aquel período que pasa lento para los que esperan y rápido para los que aman.

Su color café oscuro, descansa sobre un candelabro (sin candelas) con un parecer arcaico, pero para nuestra época un perfecto estilo y contextura agraciada, paraliza innegables gustos si presienten en sus vidas un sentimiento recatado.

Sus manillas nos indica el pasar de las horas, la larga va veloz mientras que la pequeña se mueva a paso lento, tan solo da dos vueltas al día.

En cada minuto va el segundero uno más uno menos, será el que se aproxime a marcar la diferencia en el resto de nuestros días.

La careta pinta el sonido del gallo, muestra aquellas mañanas de frío en las que como otras veces invita a no despertar jamás, no por una muerte sino por una vida dentro de ese mundo utópico, donde el reloj de la esquina no existe, donde el sueño no termina al despertar, sino al ser hecho realidad.

Un misterio guarda el reloj de la esquina, no solo por su tic tac imparable en las noches serenas, sino por su adentro tan pulcro, el cual guarda una paradójica enseñanza, donde cada una de su caras puede trabajar distinta, pero si es la misma, ¿Cómo podrá trabajar disyuntivamente? Claro si terceros la manipulan no proporciona la misma hora, nos muestra otra, siendo de un mismo creador pero con dos caras como muchos mortales.

El reloj de la esquina no es un reloj cualquiera, no solo ocupa una pila sino dos, no solo tiene una cara sino dos. Singular nos invita a verlo, para advertirnos que el tiempo se va y que ya es tarde para danzar en la corriente de su belleza, que rara vez es gustosa para todos, que rara vez inquieta a mirarlo con el codicio de aquellas mujeres que bailaban en la isla de Java.

Reloj de la esquina el polvo no se asoma en sus orillas, es quien controla el oportuno porvenir y se burlar del horrible pasado en el que ayer yo también aprendí.

No se derrite en el tiempo busca un fosco donde alguna le implore. Nadie detiene sus amenazas, es el tiempo que no se pega en ningunas manos porque se va elevando un poco más cada vez, hasta nunca morir.

3 comentarios:

JACC dijo...

Recuerdo con esto lo corto de nuestra existencia. A pesar de esto, es una contradicción cómo sentimos que nuestro sufrir es largo y de muchos días, meses, años, mas nuestras alegrías no duran más de un día (esto según una apreciación de la cual no creo comprender por qué es así). Es por ello que debemos disfrutar al máximo cada día y sonreír hasta en las adversidades. Cómo siempre, me encantaste y cada renglón fue haciendo que me sumergiera más y más en tus palabras. Excelenteeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!

Wílliam Venegas Segura (DW) dijo...

¡Reloj, no marques la horas porque voy a enloquecer... mi vida se apaga! Yoryi, detén el tiempo en tus manos.

Yoryi: hace mucho que no visitas mi blog... ¡solo porque estás enamorada! No se vale.

theBushi dijo...

MaUjñEdRkeTwE.Si logro sumergirte hasta el lugar deseado en donde lo visualices y te eleve entonces valió la pena,
Gracias por siempre estar pendiente de las ideas que plasmo en este espacio.
wílliam venegas. Resienta siempre atenta de su blog mi querido amigo del alma.