martes, 20 de octubre de 2009

La muerte de Cristo


Por Oscar Murillo Centeno


LA MUERTE DE CRISTO


Son increíbles las atrocidades cometidas por parte de un grupo de soldados romanos y el pueblo de Israel, que condenaron a un inocente a la muerte más cruel de aquellos tiempos, describiendo, padeciendo y sufriendo el más cruel de los castigos; Jesús sin comentar nada y sin defenderse o sin aplicar su poder divino para quitarse esas duras torturas en su contra, sufrió hasta que su cuerpo todo desfigurado no aguantó seguir en pie, aún así le faltaba cierta distancia para poder llegar al monte donde lo iban a crucificar. Esta pequeña investigación trata de esas horas angustiosas y los detalles de la manera en que ésta muerte se llevaba a cabo y los pormenores de punto de vista médicos.

Antes de su crucifixión Jesús pasó varias horas de su vida haciendo diferentes actividades, entre ellas tomó la Última Cena con lo apóstoles sabiendo que uno que estaba a la mesa con ellos le iba a entregar, habló varias cosas con sus discípulos, les hizo unas preguntas y recomendaciones y se marchó a orar al monte de los Olivos y sus discípulos también le siguieron. Mientras Él oraba, los demás dormían pero la indicación era orar para no entrar en tentación.
Fue tal la agonía que iba a sufrir Cristo en esa noche, (porque Él ya sabia la hora y el momento en que lo iban a entregar) que la Biblia nos dice que sudó mientras oraba intensamente, pero no era un sudor como lo conocemos, sino, eran “como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44) Tan grande era ese sufrimiento que los vasos sanguíneos se rompían y al sudar se mezclaba los dos componentes, esto se explica clínicamente con un término llamado “hematidrosis” o en otros casos “hematohidrosis”. Al pasar este momento se le acercó una turba y Judas con ellos para entregarle y le besó, en ese momento llevaron a Jesús a la casa del Sumo Sacerdote y los hombres que lo custodiaban se burlaban de Él y le golpeaban. Éstos hombres romanos eran soldados corpulentos que daban golpes con todas sus fuerzas, diseñaban látigos1 para que cortaran carne, literalmente, cuando los empleaban en sus sangrientas manos hasta que se desgarraban tiras de piel , los golpes hacían que su cuerpo a causa de las heridas perdiera mucho líquido y sangre, agregado a que en ese momento talvez no había comido; en resumen, triste y agotado de tal sufrimiento por lo que le iba a acontecer, sin alimentos y deshidratado lo llevaron ante el concilio y luego donde Pilato y él lo envió donde Herodes porque se dio cuenta que era de la jurisdicción de Herodes quién se burló de Él vistiéndole de ropas esplendidas devolviéndolo donde Pilato, donde fue sentenciado para comenzar lo que lo entristeció sobremanera cuando oró en el Monte de los Olivos. Al tener Pilato presente la fama que Jesús había adquirido sabía que no había causa en Él para matarle y soltar libre al otro ladrón que también estaba en espera de saber si quedaba en libertad y crucificaban a Jesús o quedarse siendo muerto atrozmente. Haciendo presión, el pueblo para matarle y condenarle, les concedió la petición a esas personas que no sabía la injusticia que hacía, y aún así, no les bastó con torturarlo de camino, sino que hacían escarnio y humillación.
Le pusieron una corona de espinas2 en su cabeza como algo irónico y su cuerpo ya sangrante y doloroso por los golpes y asedio de la multitud le dieron también que cargara la parte transversal de la cruz que se tiene estimado pesara unos 70 kilos, se tiene entendido que ese camino de sufrimiento eran unos 600 o 650 metros y lo recorrió sin decir ni una sola palabra y sin renegar contra su padre Dios; también al ver que Jesús estaba tan dolorido obligaron a Simón de Cirene que le ayudara a Jesús por cierta distancia a cargar la cruz3 (Marcos 15:21).
Al llegar al monte Calvario antes que lo clavaran, era de costumbre dar una bebida a los condenados pero Cristo no la aceptó, se cree que esta bebida contenía vino, mirra e incienso con el fin de mitigar los dolores físicos, luego lo clavaron en sus manos y pies; el doctor Rubén Darío explica:
“Las muñecas eran clavadas en el patíbulo, de esta forma los clavos4 eran probablemente puestos entre el radio y los metacarpios, o entre las dos hileras de huesos carpianos, ya sea cerca o a través del fuerte flexor retinaculum y los varios ligamentos intercarpiales”;
ese es un dolor tal que ni la morfina podía mitigarlo, pues los clavos en sus manos perforaban el nervio medio y en sus pies rompía el nervio plantar que causaban dolores como punzones directos a la médula espinal. También éstos clavos al penetrar destruía el “nervio sensorial motor” lo que producía mucho dolor en sus brazos. Todo eso era parte de esa muerte tan cruel, por consiguiente, influía también la posición en la cruz, era fatal porque tenía que sostenerse de los pies y manos que con el peso del cuerpo se le hacía difícil la respiración.
Frederick Farrar en el año 1897 escribió lo siguiente:
“Porque de hecho una muerte por crucifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte puedan tener de horrible y espantoso: vértigo, calambres, sed, inanición, falta de sueño, fiebre, tétano, vergüenza, publicación de la vergüenza, larga duración del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las heridas no cuidadas; todo intensificado hasta el punto en el que puede ser soportado”
El examinador médico, Dr. Frederick Zugibe, cree: “Que Cristo murió de un colapso debido a la pérdida de sangre y líquido, más un choque traumático por su heridas, además de una sacudida cardiogénica que causó que el corazón de Cristo sucumbiera”
Entonces la muerte del Señor Jesucristo es sin duda una mezcla de dolores, sufrimiento y agotamiento, y al acercarse el soldado le clavó una lanza en su costado (Juan 19:34) lo que hizo que saliera un chorro de sangre y agua (se sabe que brotó agua porque ya no tenía más sangre que derramar) y cuando llegaron los soldados no le quebraron las piernas como era costumbre porque veían que Jesús ya había muerto (Juan 19:31-34). Estando aún con vida, en el mismo lugar de ejecución, tenía dos ladrones a sus lados y uno de ellos se burló diciéndole: “Si tu eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” (Lucas 23:39). Es esos últimos momentos de vida, el otro que estaba con ellos crucificados reconoció que ellos eran culpables, sin embargo, a Jesús no había nada de que culparle, y en ese mismo momento recibió el perdón y la bendición de estar con Él mismo en el Paraíso (Lucas 23:40-43)
Las últimas palabras de Jesús en la cruz y la entrega de su alma a su Padre Celestial fueron la culminación de lo que para muchos era el fin de un falso profeta más; pero Jesús no quedó en la cruz clavado, minutos más tarde de su muerte, José de Arimatea, pidió el cuerpo ya sin vida y lo envolvió en una sábana y lo puso en el sepulcro. La sorpresa fue mayor cuando llegaron a ver esa tumba y encontraron la piedra removida con que fue tapado la cueva y SIN NADIE DENTRO. Él había resucitado al tercer día, venció a la muerte, y dio a conocer una vez más que Él es verdaderamente ese Rey de Reyes y Señor de Señores donde ahora está sentado a la diestra de Dios (Colosenses 3:1; Hebreos 10:12)
INTERPRETACION FISIOPATOLOGICA DE LA MUERTE DE JESUCRISTO SEGÚN EL MÉDICO COLOMBIANO RUBÉN CAMARGO DE MEDICINA INTERNA (2003):
En la muerte de Jesús varios factores pudieron contribuir. Es importante tener en cuenta que fue una persona politraumatizada y poli contundida; desde el mismo momento de la flagelación, hasta su crucifixión. El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, que presentaba en sus brazos y piernas, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente en la exhalación. El peso del cuerpo jalado hacia abajo, con los brazos y hombros extendidos, tendían a fijar los músculos intercostales a un estado de inhalación y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera la exhalación era primeramente diafragmática y la respiración muy leve. Esta forma de respiración no era suficiente y pronto produciría, retención de CO2 (hipercapnia). Para poder respirar y ganar aire Jesús tenía que apoyarse en sus pies, tratar de flexionar sus brazos y después dejarse desplomar para que la exhalación se produjera. Pero al dejarse desplomar le producía igualmente una serie de dolores en todo su cuerpo. El desarrollo de calambres musculares o contracturas tetánicas debido a la fatiga y la hipercapnia afectaron aún más la respiración. Una exhalación adecuada requería que se incorporara el cuerpo empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos, aductando los hombros. Esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y causaría tremendo dolor. Más aún, la flexión de los codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro y provocaría enorme dolor a través de los nervios laceradas. El levantar el cuerpo rasparía dolorosamente la espalda contra la estípe. Como resultado de eso cada esfuerzo de respiración se volvería agonizante y fatigoso, eventualmente llevaría a la asfixia y finalmente a su fallecimiento. Era costumbre de los romanos que los cuerpos de los crucificados permaneciesen largas horas pendientes de la cruz; a veces hasta que entraban en putrefacción o las fieras y las aves de rapiña los devoraban.
Por lo tanto antes que Jesús muriese, los príncipes de los sacerdotes y sus colegas del Sanedrín pidieron a Pilato que, según la costumbre romana, mandase rematar a los ajusticiados, haciendo que se le quebrasen las piernas a golpes. Esta bárbara operación se llamaba en latín crurifragium. Las piernas de los ladrones fueron quebradas, más al llegar a Jesús y observar que ya estaba muerto, renunciaron a golpearle; pero uno de los soldados para mayor seguridad quiso darle lo que se llamaba el “golpe de gracia” y le traspaso el pecho con una lanza. En esta sangre y en esa agua que salieron del costado, los médicos han concluido que el pericardio, (saco membranoso que envuelve el corazón), debió ser alcanzado por la lanza, o que se pudo ocasionar perforación del ventrículo derecho o tal vez había un hemopericardio postraumático, o representaba fluido de pleura y pericardio, de donde habría procedido la efusión de sangre. Con este análisis que si bien es conjetura, nos acercamos más a la causa real de su muerte. Interpretaciones que se encuentran dentro de un rigor científico en cuanto a su parte teórica; más no demostrables con análisis ni estudios complementarios. Los cambios sufridos en la humanidad de Jesucristo, se han visto a la luz de la medicina, con el fin de encontrar realmente el carácter humano, en un hombre que es llamado el hijo de Dios, y que voluntariamente acepto este suplicio, convencido del efecto redentor y salvador para los que crean en ÉL y en su evangelio.
El poder de Dios es tan grande que no podemos imaginar como es que al tercer día resucitó y vivió en la tierra por un corto periodo de tiempo, sabiendo que muchos lo habían visto morir, lo habían visto sufrir, y exhalar su último aliento de vida, tanto así que Tomás uno de sus discípulos no creyó que Él había resucitado (Juan 20:19-29).
Conclusión: Una de las maneras más crueles en que podían ejecutar a las personas en aquellos tiempos era la crucifixión, y ésta muerte fue la que Cristo padeció. No podemos entender el propósito por el cual Cristo padeció todo este sufrimiento si Él nos podía salvar por gracia de otra manera, pero así lo hizo por demostrar aún más amor para cada una de las personas que existen, existieron y existirán. También nos da una pincelada de su poder, logrando vencer a la muerte con su cuerpo todo desfigurado y roto.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Rubén Camargo R. (2003) Medicina Interna - Cuidados Intensivos. Barranquilla, Colombia.

- Fisiopatología de la muerte de Jesucristo.










Bibliografía:
- Louis Claude Fillion. Vida de Nuestro Señor Jesucristo. Tomo III

- Rubén Camargo R. (2003) Medicina Interna - Cuidados Intensivos. Barranquilla, Colombia.

- Josh McDowell. 1982 Evidencia que Exige un Veredicto. Editorial Vida

- Paul S. Taylor. ChristianAnswers.net. 2000. Eden Communications. www.ChristianAnswers.Net/spanish

- Rich Deem. (Recopilado el 23 de diciembre de 2005) ¿Murió Cristo en una cruz?
- L. BOFF, Pasión de Cristo. Pasión del mundo. (Santander, 1981). Editorial Sal Terrae.
- http://www.wikipedia.com/. (agosto, 2009) Jesús de Nazaret.
- http://www.apologeticspress.com/

- Santa Biblia. 1960. Biblia de Referencia Thompson. Editorial Vida; Miami, Florida. Libros de Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Hebreos.

- Santa Biblia. 2008. Biblia de Estudio Esquematizada. Sociedades Bíblicas Unidas. Impreso en Brasil. Libro de Marcos, Lucas y Juan.

- CompuBiblia e-Sword. Versión 8.6.0. Rick Meyers (2000-2009) http://www.e-sword.net/

- Hugo Zorrilla & Daniel Chiquete. 2008. El Evangelio según San Juan Sociedades Bíblicas Unidas. Impreso en China.

1 Látigos: Era unos instrumentos cortos con varias cuerdas o correas de cuero, que se le ataban bolitas de hierro o pedacitos de hueso de ovejas distanciados; lo que hacía que sufrieran hematomas o desgarros de piel.
2 Corona de espinas: En Palestina abundan los arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin; se utilizó el Zizyphus o Azufaifo, llamado Spina Christi , de espinas agudas, largas y corvas.

3 Rubén Darío Camargo, médico interno en el año 2003 explicó las tres clases de cruces que existían en ese momento:
La “crux decussata”: Conocida como cruz de San Andrés, tenia la forma de X.
La “crux commissata”: Algunos la llaman cruz de San Antonio, se parecía a la letra T.
La “crux immisa”: Es la llamada cruz latina, que todos conocemos. Ésta última fue la utilizada por el Señor Jesús.
4 Clavos: Se cree que los clavos utilizados en las crucifixiones tenían las siguientes medidas: Un centímetro de diámetro, y de 13 a 18 centímetros de largo.

2 comentarios:

edgardinho dijo...

Despues de haber leido dicho articulo, es importante mencionar
lo siguiente:

La manera como murio Cristo fue una de las formas mas abominables y terribles
en esa epoca. Segun el relato, algunos medicos han tratado de explicar en forma clara y directa como fueron los dolores, padecimientos, reacciones en el organismo de Jesus
a causa del uso de ciertas armas letales. Tambien es importante
senalar que el fenomeno de la "Hematohidrosis" esta clinicamente comprobado.
Han habido otros caso similares a lo largo de la historia.

Recordar siempre que Jesus entrego su vida por todos nosotros, salvandonos del
pecado original y reafirmando una alianza con su pueblo. Cristianos, Catolicos,
Adventistas, Judios etc pueden interpretar la Biblia de alguna manera diferente, propios de sus diferentes experiencias. Sin embargo, el sentimiento, el amor
y el compromiso hacia Dios es el mismo.

Siendo el mandamiento "amar a dios y a tu projimo por sobre todas las cosas" nos permite abrir nuestro corazon y seguir el camino hacia Dios.

Me gusto el articulo estimada Bushi

theBushi dijo...

Sí, tienes razon has aprendido mucho todo este tiempo,gracias por este espacio que sacas para leer mis publicaciones espero que siempre contribuyan en algo para bien y me alegro que te haya gustado.
Saludos!!